(1) *La creación de una cuenta bancaria* por un tercero es ilegal, incluso con un poder notarial; le invitamos a desconfiar de los sitios que se ofrecen a abrirle una cuenta bancaria*. Un gestor independiente de nuestra sociedad, un gestor de cuentas que trabaja para el banco, le llamará para gestionar su solicitud de apertura de una cuenta bancaria*; tenemos al menos dos socios bancarios*. Nuestro servicio consiste en ponerle en contacto con el banco, no en abrirle una cuenta bancaria*. El banco es el único que decide si abre o no una cuenta bancaria* (art. L. 312-1, II CMF). El perfil del solicitante de una cuenta bancaria* y su idoneidad para abrir una cuenta bancaria* son factores decisivos en la decisión del banco. No garantizamos la apertura de una cuenta bancaria*. Las Introducciones bancarias* son una obligación de servicio y no una obligación de resultado. Los países en los que proporcionamos nuestras Introducciones bancarias* son a nuestra entera discreción: usted no puede elegir los países en los que proporcionamos nuestras Introducciones bancarias*. Consulte nuestras otras condiciones especiales Condiciones especiales y condiciones generales de venta Condiciones de uso, ventas y política de confidencialidad.

Crear una sociedad onshore extranjera significa también establecer una sustancia económica (organización local real de la empresa: oficinas, locales, actividad, activos materiales, recursos, etc.), lo que le resultará difícil de hacer en un país lejano, en su calidad de propietario de la sociedad, si no reside en el país en el que está ubicada su sociedad. El hecho de que una sociedad transfronteriza no tenga sustancia económica en Europa (en la Unión Europea o cerca de ella) equivale a la explotación de hecho y al establecimiento fiscal de la sociedad en el país donde el propietario de la sociedad es residente fiscal. Para un ciudadano europeo, crear una sociedad en Europa significa facilitar la implantación de los recursos físicos y humanos de la sociedad, incluida la organización de oficinas y almacenes, el equipamiento y la contratación, y luego gestionar la administración, la contabilidad, la producción, la comercialización y las declaraciones, en particular las fiscales, en el país donde la sociedad tiene su domicilio social. Sin olvidar las obligaciones fiscales del propietario de la sociedad en su país de residencia fiscal.